martes, 9 de enero de 2018

UNA TARTA DE MANZANA LLENA DE ESPERANZA... SIEMPRE QUEDA UNA MIGA, Sarah MOORE FITZGERALD

UNA TARTA DE MANZANA LLENA DE ESPERANZA... SIEMPRE QUEDA UNA MIGASarah MOORE FITZGERALD

crédito de imagen
         La novela Una tarta de manzana llena de esperanza... siempre queda una miga (Editorial Maeva, Madrid, 2014, págs. 152) de la escritora irlandesa Sarah Moore Fitzgerald es un canto  a la amabilidad a la esperanza, a la cooperación, a la ayuda al prójimo, al desinterés personal en favor de la colectividad en un mundo (el actual) en el que predomina el egoísmo, la predación, el materialismo, el narcisismo...

             Ubicada en un pueblo costero de Irlanda, los adolescentes Oscar Dunleavy y Meg Malony conducen la trama argumental. Así, en su pequeño paraíso no falta el elemento discordante cual serpiente de la cultura judeo-cristiana encarnada por Paloma Kleasly, un epítome de las prioridades desafortunadas de la sociedad consumista.

           La estructura de la novela facilita su lectura y la deixis al lector debido a la división del relato en cuatro partes y a la tipología distinta acorde al narrador. En este aspecto nos recuerda a Momo, M. Ende.

          Además, ayuda un léxico adecuado, un lenguaje polifónico, los narradores intimistas con descripciones vívidas de sus sentimientos que hacen creíble la historia. Si bien la reacción de Oscar resulta algo naif.

            En resumen, la importancia de los detalles pequeños en nuestra cotidianidad como la tarta de manzana de Oscar o la taza de té de la canción Auld Lang Syne impelen al lector a reflexionar sobre la voraz vorágine del primer mundo en el cual la tradición queda obsoleta al igual que ciertos valores.

                                                                                    M Cruz Fernández