viernes, 30 de mayo de 2014

LA MUJER ES UNA ISLA, Audur Ava ÓLAFSDÓTTIR

LA MUJER ES UNA ISLA , Audur Ava ÓLAFSDÓTTIR


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           La novela la mujer es una isla (Alfaguara, 2012) de la escritora islandesa Audur Ava Ólafsdóttir se inicia en un momento crucial de la protagonista, una mujer de 33 años (primer simbolismo del relato): su divorcio y, consecuentemente, la ruptura de su hasta entonces estable forma de vida.

             Cual oráculo clásico, una medium predecirá a este Ulises femenino un periplo en el que el número tres (otro simbolismo) tendrá una relevancia capital. Así, esta mente pragmática y políglota recorrerá 300 kilómetros,  sufrirá tres accidentes, tres animales morirán por su causa y conocerá a tres hombres antes de encontrar su estabilidad emocional y su lugar en el mundo. En esta travesía cruzará tres puentes, pero la amenaza constante existe en la incesante subida de las aguas que intenta anegar no sólo la tierra por donde transcurre la acción, sino también al personaje principal (sus sueños, anhelos, alegrías, y decisiones)

                            El argumento se plantea como una estructura circular: el retorno al origen, al pueblo de la infancia.

                               Como cualquier personaje épico que se aprecie, será acompañada por personajes extravagantes: un niño autista y sordo, dos peluches, un halcón, una ballena, un ganso, un ex-marido, un veterinario...

                                 Toda la obra está llena de simbolismos presentes en el inconsciente humano por los cuentos orales: los 3 cerditos, los 3 deseos del genio de la lámpara, las 3 hadas madrinas, las 3 vueltas para viajar al akelarre (reunión de brujas), las 3 parcas, los 3 mosqueteros, las 3 plumas, los triunviratos, la Sagrada Familia, la Trinidad, las tríadas, el triskel... Estas múltiples y evocadoras reminiscencias salen a la superficie ayudados por una prosa sencilla, un léxico preciso, una estructura gramatical nítida, un estilo directo, el uso de la primera persona, la alternancia de diálogo y narración como en la interacción humana.

                                Otro símbolo es la música que actúa como una partitura de la vida de esta mujer cuyo nombre no conocemos porque refleja a todas y cada una de las mujeres; porque no es un nombre, sino un ser.

              Evidentemente, tenemos una combinación infalible: lectura y música.

                                             Mª Cruz Fernández


AGUA DEL LIMONERO, Mamem SÁNCHEZ

AGUA DEL LIMONERO, Mamem Sánchez

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            El presente y el pasado se mezclan en la novela Agua del limonero (editorial Espasa, 2010) de la escritora Mamem Sánchez quien, cual parca omnipresente, teje la hebra de la vida de la protagonista y periodista Clara Cobián con la de la acaudalada dama Creta Bouvier con motivo de la publicación de su autobiografía: cenit laboral de Clara.

           Esta meticulosa labor se verá enriquecida en colores y matices por otros hilos vitales de personajes tan dispares como el adinerado Thomas Bouvier, su hijo Tom Bouvier Jr., el catedrático universitario y amante Gabriel Hinestrosa, las sirvientes Rosa Fe y Rosa Fe hija, Los Rivera (Emilio, Bárbara y Ernesto)- familia afín a los Bouvier, el personaje oscuro de Bartek Solidej...


                       Así, el lector asiste al desarrollo de la trama desde la perspectiva del mirón, cual voyeur o espectador absorto en la contemplación de diversos especímenes acuáticos interrelacionándose en el espacio limitado y controlado de una pecera.

                           Sin embargo, la narración en primera persona aportan el conocimiento de sus pensamientos íntimos, emociones, sentimientos, opiniones y reacciones. Además, elementos llamativos en la obra son la deixis espacial con variedad de lugares: México, Nueva York, Madrid o Alemania, y la deixis temporal con saltos en el tiempo; y estos dos constituyen el telar sobre el cual Sánchez trama su relato y cuyo remate es sorprendente.

                             Tampoco podemos olvidar recursos literarios como la metáfora o el simbolismo y las comparaciones que dotan a la narración de olores y colores: gardenias, geranios, boleros, mojitos, limones, agua del limonero...

                                                                         Mª Cruz Fernández

domingo, 11 de mayo de 2014

UNA MUERTE IMPERCEPTIBLE, Lene KAABERBOL, Agnete FRIIS

UNA MUERTE IMPERCEPTIBLE, Lene KAABERBOL, Agnete FRIIS

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           Las escritoras danesas Lene Kaaberbol y Agnete Friis son las autoras de la obra Una muerte imperceptible (Editorial Maeva, 2014)

           Pero esta co-autoría no es la única particularidad de esta novela negra en la que la protagonista es una enfermera, Nina Borg, cuya situación tanto familiar como profesional e ideológica no nos resulta extraña en la sociedad occidental: incompatiblidad horaria laboral y familiar, conflicto generacional con su hija adolescente, carácter altruista de su profesión, su afán por ayudar a los más desfavorecidos que choca frontalmente con el estado de bienestar de Occidente y sus conflictos personales.

                                Estas dos autoras no sólo entretienen al lector con su obra sino que también le hacen reflexionar sobre diversos temas cuya denuncia es evidente a lo largo de toda la lectura del relato: intolerancia étnica y religiosa centrándose en el tratamiento a los gitanos en esa zona de Europa y al credo musulmán, la pornografía y la trata de blancas, el abuso de poder, la interrelación policial, el sistema sanitario, el tráfico ilegal de diversas sustancias, la piratería, el terrorismo...Asuntos todos ellos que levantan ampollas y que preferimos ignorar.

                                El relato, escrito en una prosa sencilla y nítida, alterna descripciones y diálogos con un somero léxico de expresiones en inglés, húngaro y romaní. Asimismo, el ritmo del relato alterna periodos de acción con otros de calma donde los hechos son ralentizados de modo que el lector pueda advertir la transcendencia de los mismos en el devenir de la novela. De igual manera, podemos preveer el desarollo más pausible de la trama.

                              En definitiva, una novela negra ambientada en Dinamarca con todos los ingredientes de dicho género que no nos dejará indiferentes.

                                                                       Mª Cruz Fernández

domingo, 4 de mayo de 2014

BILLIE, Anna GAVALDA

BILLIE, Anna GAVALDA
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                 Con una prosa peculiar: llana, sencilla, irónica, satírica, alegre y divertida la autora francesa Anna Gavalda nos presenta en su nueva obra Billie (editorial Seix Barral, 2014) las vicisitudes de dos seres diferentes.

                 Por un lado, tenemos a Billie nacida en un arrabal francés y alimentada con el desamor, desazón, ruindad, mezquindad, cuasi-analfabetismo, miseria, pobreza, temor, miedo, maltrato, violencia, abuso y abandono.

                              Por otro, está Frank Muller criado en la denominada clase media francesa con un padre obsesionado con las conspiraciones gubernamentales y políticas y una madre atiborrada de fármacos quienes, a su vez, reciben como una afrenta la sexualidad distinta de su único hijo.

                              Estas dos  personas están destinados a encontrarse y a apoyarse mutuamente cual simbiosis, si quieren sobrevivir, en una sociedad que se les muestra hostil debido a su aparente "no-normalidad".

                             La primera vez que se conocen es en la escuela gracias a una obra de teatro (otra actividad peculiar dentro del sistema educativo) de Alfred de Musset , Con el amor no se juega. Todo un símbolo donde los haya.

                            La deixis espacial-temporal en la que Gavalda sitúa a sus personajes para narrarnos este conmovedor relato es curiosa: en una zona rural francesa durante una noche con unos personajes concretos y haciendo un inciso, resulta chocante observar la regla de las tres unidades del teatro clásico. 

                           Así, nos ofrece una biografía de Billie en primera persona con su habla característica de los arrabales, pero sincera y emotiva a su estrellita de la buena suerte. En este punto el lector empatiza inmediatamente con Billie, la comprende, se retrotrae a su infancia, al momento de las ilusiones, de los deseos plasmados en las estrellas fugaces, en los ángeles de la guarda, en su enfrentamiento a la adversidad ! Si hasta podemos evocar a Platero de Juan Ramón Jiménez!

                          Sin más, Anna Gavalda nos vuelve a ofrecer una obra ligera de maniobrar pero de hondo calado.

                                                      Mª Cruz Fernández