domingo, 18 de abril de 2021

EL ENIGMA DE LA HABITACIÓN 622, Joël DICKER

 EL ENIGMA DE LA HABITACIÓN 622, Joël DICKER


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         El escritor suizo Joël Dicker presenta en su novela El enigma de la habitación 622 (Editorial Alfaguara, Barcelona, 2020, págs. 619) atractivos recursos narrativos además de un relato intrigante en el que se intercalan pasajes de la vida del escritor - autodenominado El Escritor- y la ficción.

              Así, las ubicaciones donde se sitúan los acontecimientos son ampliamente conocidos por el autor: Ginebra, Vebier y París. Estos cumplen los estereotipos habituales: París para referirse a su editor Bertrand, (no hay que olvidar que Dicker adquirió popularidad tras conseguir el Premio Goncourt de las letras francesas); Ginebra asociada a la banca suiza y Vebier a Los Alpes suizos.

            El relato se basa en un asesinato ocurrido en un hotel "con encanto" de  montaña durante una celebración anual  a cargo del Banco Ebezner, entidad privada, donde "la crème" de la sociedad ginebrina y de las finanzas asistía. En el mismo se produce un asesinato, todavía irresoluto, que atraerá la atención del Escritor y su inesperada compañera Scarllet, una turista inglesa, por la confusión de pistas y su misterio: la habitación 622 pasa a ser  621B por arte de magia.

           Con el fin de facilitar su lectura, la novela está estructurada en 74 capítulos con sus títulos referenciales y precisiones espacio-temporales que ayudan al lector a seguir la dicotomía de la novela: la real- El Escritor y sus relaciones personales, su ruptura sentimental con Sloane y el fallecimiento de su muy querido editor Bertand- y la ficticia: las intrigas del Banco Ebezner y el Palace de Vebier con su elenco de personajes variados y bien construidos como el triángulo amoroso Macaire Ebezner- Anastasia Van Lacht- Lev Levovitch; o  el triángulo financiaero: Macaire E. - Sinior Targonol - Jean Bénédict Hansen y demás personajes.

             También las técnicas narrativas  revelan la maestría del autor pues, de la mano del narrador-protagonista, otros narradores son incluidos mediante textos dialogados que facilitan la comprensión del desarrollo de los hechos narrados. Tampoco hay que olvidar la técnica "mise en abîme" significativa en las obras franceses. Ambas sirven para cohesionar la realidad con la ficción. Además, cabe destacar los palíndromos y métáforas, acrónimos cuya aclaración global de los aspectos formales de la novela se oferta en el último capítulo.

                En resumen, Joêl Dicker presenta una novela sugerente tanto en cuanto a su argumento como a su estilo y arte de escribir magistral.

                                                                                   M Cruz Fernández