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LA NIÑA QUE SE TRAGÓ UNA NUBE TAN GRANDE COMO LA TORRE EIFFEL, Romain PUÉRTOLAS.
El escritor francés Romain Puértolas relata en clave de humor una historia tan disparatada como excusa para tratar temas de diversa índole como las diferencias absolutas entre Paris y Marrackech en su novela La niña que se tragó una nube tan grande como la Torre Eiffel Editorial Grijalbo- Narrativa- Penguin Random House. Grupo Editorial SAU, Barcelona, 2015, págs. 248)
El autor usa la técnica del narrador-testigo (el controlador aéreo Leo) en la que nos relata la asombrosa historia de la cartera francesa Providence por salvar a su gravemente enferma hija adoptiva marroquí Zahera a pesar de los obstáculos naturales como la erupción de un volcán en Islandia.
Apoyándose en una fina ironía, evidencia el desinterés de
los habitantes acomodados por la cruda realidad de los menos favorecidos. También denuncia otros prejuicios sociales mediante la aparición en el relato de personajes tales como un pirata chino, los monjes asiáticos "las mantis tejedoras", un gurú senegalés que come yogures del supermercado alemán Lidl...
Su estructura es sencilla y las frases, cortas y simples; el léxico es claro y la adjetivación, precisa. Por ello consigue atraer a un vasto número de lectores a quienes ofrece el autor diversas y variopintas referencias, llenas de datos curiosos como las que se pueden leer en las páginas 54-55 de la citada novela.
Así pues, encontramos una novela de estructura inductiva o sintetizante cuyo fin es una lección de vida bien conocida por la sabiduría popular: "la realidad varia según el crisol con el que se mira". De igual manera, es significativa la frase "¿y si hay segundas oportunidades?" puesto que es todo un compendio de las relaciones humanas, del ansia de superación frente la adversidad, actitud que diferencia al ser humano del resto de los animales pues, como dice el autor en la página 238, " los humanos soñamos".
Mª Cruz Fernández