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Con un elenco de personajes de lo más variopinto: el inspector Mancheto, la oronda Berta, la menopáusica Asunción, la insatisfecha María, la flemática familia Crafstman, Barbosa, Bestman... Mamen Sánchez nos presenta una obra llena de símbolos como así reflejan los gentilicios: Crafstman (artesanos de libros o editores), Bestman (un empleado ejemplar), Soleá (estrofa literaria y arte)...
En clave de humor apreciamos el antagonismo entre el ordenado, metódico y eficiente Norte y el caótico, imprevisible y aparentemente inoperativo Sur.
Asimismo, revela tragedias sociales como la violencia de género, la estafa, la evasión de capitales...
Escrito en una prosa fácil y sencilla cuyo estilo llano anima a su lectura, la obra está enriquecida de alusiones literarias que hacen más jugoso el relato: Tolkien y su obra El Hobbit, la literatura erótica de Sade, R. Francis Burton..., Jack London, Shakespeare, Hemingway... los cuales encuadran el argumento de la obra.
Los diálogos son auténticos como la vida misma; a veces rayan en lo absurdo; otras, son clarividentes. El uso de la tercera persona, lejos de transferir omnipresencia al texto, ayuda al lector a la comprensión de la trama. Nos recuerda a una voz en "off" o la voz de la conciencia.
Mención especial requiere la cubierta del libro, totalmente acertada a mi entender: con una pared blanca al igual que encontramos en los pueblos del sur de España, de Sacromonte cuya ventana refleja la filosofía vital de ese pueblo. En dicha ventana, tenemos una tetera en color oscuro. De modo que ya desde que visualizamos el libro, podemos observar la antítesis Norte-Su y como la combinación de los opuesto crea un todo integral.
Un apunte más. Tal y como avisa en la contraportada, este libro puede desatar la hilaridad del lector, por lo tanto, abstenerse los hirsutos.
Mª Cruz Fernández