TRES ABUELAS Y UN PLAN DE SABOTAJE, Minna LINDGREN
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Minna Lindgren, la escritora finlandesa, concluye su trilogía de Helsinki con la novela Tres abuelas y un plan de sabotaje. ( Suma Internacional, p.368, 2016 Barcelona)
Las tres ancianas ya conocidas por el lector, a saber, Irma, Siiri y Anna-Louisa se reinstalan en el recién reformado y tecnológicamente profuso El Bosque del Crepúsculo.
Así, a las consabidas protagonistas y algunos más (por ejemplo, Mika , tutor legal de Irma, o Margit) se añade un nuevo elenco de personajes epítomes de una cualidad que la autora quiere denunciar en esta novela negra: el homsexual Tauno quien, debido a su orientación sexual, sufre constantes ataques a su integridad por parte de la secta seudoreligiosa Despierta Hoy cuya finalidad es acopiarse de los bienes de los ancianos o por Aatos Janes, un enfermo de Alzheimer cuya medicación le produce priapismo. También tenemos a Mihus representante de la emigración africana o la mujer somalí (sin nombre) quienes evidencian el fracaso de las políticas europeas de integración para con los inmigrantes.
En tono jocoso, la autora realiza un alegato soberbio contra la sobrevaloración de la tecnología en la sociedad actual y su banalización. El aspecto sórdido se logra al referir casos de máquinas asesinas de sus "protegidos " dueños debido a su mal funcionamiento ( Eila aplastada por su robot-enfermero el cual deja de funcionar , en el peor de los momentos, debido a un corte de electrcidad).
En esta obra también nos despedimos de Anna-Louisa, la viuda de Oni, quien muere pacíficamente en su cama, rodeada de sus pertenencias y La montaña mágica de Thomas Mann (la autora aprovecha este pasaje para mostrar su erudición literaria) Esta profesora de gramática nonagenaria se rinde a los constantes litigios contra la familia de Oni sobre la herencia o el acoso por parte de la secta que regente la residencia.
Sin embargo, las otras dos ancianas de 97 y 98 años deciden poner fin al aislamiento y la soledad en que la sociedad recluye a los ancianos con el subterfugio de desarrollo tecnológico mediante las ratas, todo un simbolismo tanto literario (Camus, Delibes...) como popular .
Son su estilo narrativo habitual, la escritora ralentiza el ritmo de la novela por las digresiones filosóficas, bíblicas y culturales que aportan a la vez que confina la acción a un único emplazamiento sin marco temporal.
En resumen, es una novela negra de fuerte crítica y denuncia social escrita en clave de humor y con unas muy simpáticas ancianas como protagonista que indudablemente harán reflexionar al lector en múltiple ocasiones o, al menos, replantearse actitudes corrientes en nuestra sociedad occidental de bienestar.
M ª Cruz Fernández