EL DESPERTAR DE LA SEÑORITA PRIM, Natalia SANMARTIN
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La autora sitúa al lector en un pueblo remoto, San Ireneo de Arnois, al cual describe como una colonia, un espacio donde el tiempo adquiere otra dimensión y sus habitantes hastiados del mundo moderno, deciden detenerse y observar los pequeños detalles porque la felicidad, según ellos, se encuentra en los detalles pequeños y en la cotidaneidad.
La felicidad absoluta no existe. Así, a pesar de la paradoja, la pequeña gran felicidad está ahí delante; sólo hay que saber ver y asumir que ésta, como parte de entes mutables, sufre vaivenes, recesos, alzas y bajas.
Todos esto es lo que descubre Prudencia Prim. La aliteración de las iniciales /P/ y su nombre son símbolos del carácter estricto, inflexible, obtuso, recto, intransigente y coercitivo de la protagonista. Asimismo, estos conforman una imagen bastante precisa de ella.
Alrededor de la señorita Prim, se entronca una serie de personajes cuyo talante atraen al lector: el erudito Hombre del Sillón- el único personaje cuyo nombre es ocultado, co-fundador de la colonia y que sólo es descrito psicológicamente en base a sus creencias, opiniones, argumentaciones, disertaciones y lecturas; el tolerante Horacio; la activa y sociable Herminia o la anciana y sabia Lulú Thiberville. Todos, a su modo, ayudarán a Prudencia en su evolución.
Pero un dato que merece mención en esta novela es la gran erudición literaria de la que hace gala su autora. Tenemos una novela plagada de referencias literarias que enriquecen su lectura amenizándola, si el lector es entendido, y divulgativa, si no lo es. Ejemplo de ello es el texto en koiné (griego p.264) o latín (p.218) convertidos en argumentos de autoridad para defender sus puntos de vista
Se centra en autores de la Antigüedad clásica como Virgilio y también del Renacimiento e inicio de la Era Moderna: Dante, Boccacio, Pretarca, e incluso en el francés Balzac,el ruso Dostoivesky y la inglesa Jane Austen entre un largo etcétera. Además, cita tanto a prosistas como poetas. Y si a esto le añadimos las referencias pictóricas, tenemos una novela amena, reflexiva, enriquecedora, con una gtan riqueza literaria que provoca el disfrute del lector.
Mª Cruz Fernández