lunes, 9 de junio de 2014

EL GUARDIÁN DEL TIEMPO, Mitch ALBOM

EL GUARDIÁN DEL TIEMPO, Mitch ALBOM


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                 El escritor estadounidense Mitch Albom en su novela El guardián del tiempo (Maeva, 2013) reflexiona sobre el tiempo cronológico: su importancia en la sociedad actual y la infravaloración a la que le sometemos.

            Para censurar esta actitud nos presenta a Dor, el denominado y archirepresentado Padre del Tiempo, quien en su afán investigador obtiene la medida del tiempo, pero obvia lo realmente importante como es el amor, la amistad y la familia. 

            Aunque Albom sitúa al lector en los albores de la humanidad , es decir, en la prehistoria,  le conduce hasta el presente, más cercano a su realidad, en esta trama en la que Dor encarna al científico que sacrifica todo en aras del progreso y no es consciente de lo relevante hasta que lo pierde. 

                             Así, al igual que Sísifo, Tántalo, Atlas y otros titanes, Dor es condenado a permanecer en una caverna ( referencia al mito de la caverna del filósofo heleno Platón) para expiar su pecado; a saber, subestimar la afectividad. Y, después de siglos de reclusión, se convierte en el hilo conductor de la vida de dos personas dispares: un anciano moribundo y una acomplejada adolescente enamorada. No obstante, los tres, cual penitentes, redimen su culpa y reconducen su situación a la normalidad según el autor del relato.

                         La lectura de esta narración es fácil tanto por su tipología como por sus evocaciones.

                      En las primeras, se destacan diez fragmentos o capítulos con un título breve pero significativo: prólogo, futuro, epílogo... en los cuales se intuye el desarrollo del relato. Dentro de cada uno, el escritor ayuda visualmente al lector al fraccionarlo en breves narraciones con un encabezado en negrita, asemejando dicha disposición gráfica a las noticias o comunicados tan frecuentes en la era de las comunicaciones.

               Escrito en tercera persona y con diálogos someros, tanto el léxico como la sintaxis empleada son estándar y sin complejidad las cuales estimulan la lectura  y, por ende,  se  pierde la noción del tiempo !Divino tesoro!

                  En las segundas, Dor nos recuerda a Schrunch "el fantasma de las Navidades " de Dickens en su obra Cuentos de Navidad al tiempo que nos advierte : tempus fugit.
                                
                                                           Mª Cruz Fernández