ESCRITO EN EL AGUA, Paula HAWKINS
|
crédito de imagen |
Después de su éxito La chica del tren, la escritora inglesa Paula Hawkins nos ofrece una nueva novela de misterio : Escrito en el agua (Editorial Planeta, Barcelona, 2016, págs.560)
Gracias a sus efectivas técnicas narrativas en las que predomina la acción verbal y las descripciones psicológicas de unos personajes comunes y corrientes, lo que diríamos, ciudadanos normales de un pueblo del noreste (Northumbria) del país anglosajón, consigue atrapar la atención del lector quien desvelará paulatinamente la trama argumental con la ayuda de los pensamientos más íntimos (cortesía de la narradora omnisciente) de los agentes de la narración.
Así, el libro se divide en cuatro partes y en cada una de las cuales conocemos mejor psíquica que físicamente la familia Abbott, todas mujeres: Nel Abbot, responsable de los sucesos; su hija Lena y su solitaria hermana Jules; a la familia Townsead con el anciano policía Patrick, su fenecida esposa Lauren, su hijo policía Sean y su esposa directora de la escuela local Helen. Otra familia directamente implicada en los acontecimientos es Whittaker con Louise, su hija ahogada Katie, su hijo Josh y el profesor Mark Henderson.
Los personajes están marcados con problemas tortuosos y sentimientos encontrados para los cuales el agua es catalizadora. Mas, ya lo dice Nel Abbott en la obra: el lago no es un buen sitio para suicidarse (tal y como la opinión pública cree) sino un buen lugar para deshacerse de mujeres conflictivas.
Esta frase pone de manifiesto un ataque persistente contra las mujeres (desde Libby Seeton de 14 años en 1689)que de alguna manera, involuntaria siempre, constituyen una amenaza para la autoridad masculina y patriarcal.
Del mismo modo, nos trae a la memoria prácticas de la Inquisición y la violencia de género, pero no es este el único tema: abuso de autoridad, hipocresía, acoso... son otros que también discernimos en la novela.
En resumen, es una novela de misterio y suspense hasta la última línea en el que se evidencia la ignominia pasada y presente contra las mujeres
M Cruz Fernández